Ada tiene ganas de jugar, por eso se encuentra con su mejor amiga y su mejor amigo... y juegan. Ahora ya no carga esa mochila, que tanto le pesaba, que no la dejaba ser quien es. Con esa mochila, Ada sentía que no encajaba con lo que suponemos que debe ser un niño o una niña. Pero ahora ya ha encontrado su lugar.
Un espectáculo que nos habla de la identidad de género, porque lo de "niño/niña, hombre/mujer, azul/rosa, fuerte/débil..." quizás deba cambiar definitivamente.